Gran Madre, cobija al Dios naciente que de tu vientre sale, arrullalo bajo tu manto de estrellas, en este día que la luz comienza a rendir tributo a nuestro renovado señor que nos confirma un misterio: el Renacimiento.
Vida-Muerte son parte del mismo misterio, así como en esta mañana el Sol ha nacido, permitenos a nosotros renacer en espíritu antes de abandonar este cuerpo, para que el tiempo sea nuestro aliado y no nuestro enemigo.
Que en esta mañana de Yule, nuestros espíritus puedan ser transformados y a través de tu divina presencia, nuestras fuerzas sean reanimadas.
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