Me duele el alma al ver lo que sucede en mi país: el espíritu de cambio enciende las llamas de mi pueblo, de la gente que siente que las cadenas opresoras en su vida deben desaparecer, me duele ver lo violenta que puede tornarse la realidad, la sangre que puede derramarse, los enfrentamientos que pueden gestarse en las entrañas de la tierra que hoy mis pies tienen la dicha de pisar.
Creo en los cambios, en el destino, en lo eterno y divino que rige nuestros pasos; pero creo también en que todos tenemos que pasar por procesos que nos ayuden a sacar lo mejor de nosotros mismos. Veo con tristeza que el panorama actual de México es un reflejo de nuestra propia consciencia, de nuestra propia incomprensión ante los tiempos que estamos viviendo.
¿Hacia donde estamos dirigiendo nuestros pasos? ¿Está actuando la inmediatez de nuestra materialidad impulsada por los destellos de un nuevo despertar o los simples impulsos reprimidos por años? ¿Nos estamos guiando por la memoria histórica de represión o buscamos el pretexto para continuar con el ciclo de guerras y enfrentamientos de cada 100 años? ¿Es una necesidad o una deuda con el karma que hay que saldar?
Miles de interrogantes invaden mi mente: ¿Karma, rebelión o evolución en México?
Pido la serenidad para nuestros espíritus y las bendiciones para todos los partícipes de esta nueva generación que busca caminos alternos para reescribir la historia...
Que la Gran Madre llene de entendimiento a sus corazones.
¡Vive espiritual!
Los seres humanos en múltiples ocasiones actuamos sin la plena consciencia de la motivación de nuestros impulsos. Sin embargo, en este tiempo de lucha por un cambio en la historia de nuestra sociedad mexicana, las personas estamos haciendo algo. La mayoría reconocemos, por lo menos, que "algo anda mal" aunque no comprendamos a cabalidad qué es. ¿Karmas? Ésos los pagamos a cada instante. ¿Rebelión o evolución? Como queramos nombrarlo, no cabe duda que las cosas no seguirán como antes. El presente y el futuro tienen algo más que contar. Si habemos quienes vamos tras una trascendencia, se puede contemplar la posibilidad de que somos un ejército marchando hacia justicia, serenidad, paz y luz de vida.
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