La mayor parte de las veces nos preocupamos por agradar a otras personas, procurando su bienestar incluso antes que el nuestro, sin embargo, a la larga, muchas cargas que obstaculicen el crecimiento espiritual suelen alejarnos del Sendero.
Hay quienes dicen: "después de solucionar esto" o "cuando logre conseguir aquello" pese a las buenas intenciones que se puedan tener para con el resto de las personas que nos rodean, esto puede distanciarnos de las metas que nos fijamos.
Por ello, cada momento debe estar enfocado hacia algo espiritual, hasta en las labores cotidianas. El Universo es sagrado, y todo cuanto tenemos a nuestro alrededor también lo es. Podemos bendecir el agua con la que se lavan los trastes, o establecer tiempos fijos para oración o meditación, por experiencia propia puedo decir que, una vez que nos acostumbramos a "una vida normal" retomar las riendas de lo espiritual y divino, se vuelve una tarea complicadìsima.
Sobre todo en nuestro tiempo, tan lleno de distractores, por eso, es importante nunca delegar nuestro trabajo para conseguir nuestra meta espiritual. Dicha meta, requiere de esfuerzo constante, de firmeza y ganas de cumplirla.
Por sobre todas las cosas...
¡Vive espiritual!
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