Recientemente me preguntaban
sobre la posibilidad de que un objeto, (muñecos, juguetes o figuras), pudiera ser poseído. Ese cuestionamiento me pareció bastante interesante.
Aproximadamente en el año 2011
conocí a una chica (cuyo nombre no voy a mencionar para mantener su privacidad)
que recibió casi como regalo una figura tallada en hueso. Ese muñeco, lejos de
ser estético, transmitía una sensación como de maldad. Su expresión era
realmente la de un ser con mucha furia que sostenía una especie de hacha entre
sus manos en una actitud de ataque. La primera vez que lo vi, me fue suficiente
para percibir que no se trataba de cualquier juguete u objeto decorativo. Había
algo más.
La figura había sido comprada a
un vagabundo, quien dijo que la talló especialmente para la chica en mención,
ya que notaba que ella era muy débil de carácter y que dicho “ser” iba a
ayudarle. Ella sin medir las consecuencias hizo caso (quizás solo con el afán
de ayudar a esa persona). Compró el duendecillo y lo colocó en un mueble junto
a su cama que daba justo a la ventana.
Al pasar unas semanas, esta
joven comenzó a tener sueños raros en los que veía no sólo al duende que había
comprado, sino también al señor que se lo había vendido. Las pesadillas eran
recurrentes y en todos ella terminaba herida por diversas circunstancias. Las
cosas empezaron a descontrolarse un poco más, cuando ella se percató que esta
figurilla giraba casi 180 grados todas las noches al grado que cuando ella
despertaba, era como si el duende estuviera viendo a través de su ventana. Como
nadie cercano a ella le tomaba importancia, decidió hacer una prueba: colocó al
duende en otro sitio y fue grande su sorpresa cuando notó que en más de una
ocasión, esta figura se caía sin que hubiera motivo alguno “como si quisiera
regresar a la ventana”.
Fue entonces cuando ella me
contactó y me contó lo que sucedía. Tras unos rituales para desconexión, la
chica pudo deshacerse de ese ser que sin querer invitó a su casa. ¿Simple sugestión?
¿Fue un hecho verídico? Al final, ese duende pasó a formar parte de la caja de
madera con objetos malditos que yace en un rincón de mi casa. ¿Te animarías a
tenerlo cerca de ti?
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